
Descubre cómo la agricultura regenerativa ayuda a restaurar la salud de los suelos, mejorar la calidad de los alimentos y garantizar la sostenibilidad agrícola.
La agricultura regenerativa ha ganado atención mundial como una práctica clave para enfrentar desafíos como la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Este enfoque no solo busca mantener la productividad agrícola, sino también restaurar la salud del suelo, esencial para garantizar alimentos saludables y sostenibles. Según especialistas, un suelo equilibrado química, física y biológicamente fomenta una producción más saludable, reduce la dependencia de agroquímicos y mitiga la huella de carbono de la agricultura.
Impacto en la salud humana
Los expertos, como el médico y científico Arden Andersen, advierten que los alimentos producidos en suelos desequilibrados pueden carecer de los nutrientes necesarios y contener residuos de agroquímicos que afectan la salud humana. Estudios han vinculado estas sustancias con enfermedades cardíacas, anomalías congénitas y trastornos neurológicos. Mejorar la salud del suelo significa mejorar la calidad de los alimentos y, por ende, la salud de los consumidores.
Técnicas innovadoras y certificaciones
La agricultura regenerativa combina lo mejor de la biología, microbiología y gestión agrícola para abordar problemas desde la raíz, en lugar de enmascararlos con soluciones químicas. Certificaciones como Agrecert reconocen a agricultores que implementan prácticas sostenibles, ofreciendo productos más saludables y competitivos para mercados globales. Esto no solo mejora la fertilidad del suelo, sino también la rentabilidad de los productores.
Beneficios clave para el futuro
• Biodiversidad: Los sistemas de policultivo promueven ecosistemas resilientes, ayudando a las plantas a adaptarse a condiciones adversas.
• Conservación del agua: Métodos como “Crop per drop” maximizan la eficiencia hídrica, crucial en tiempos de escasez.
• Sostenibilidad económica: El enfoque regenerativo permite a los agricultores reducir costos y aumentar ingresos al mejorar la calidad de sus suelos.

Invertir en la salud del suelo no es solo un acto ecológico, sino una estrategia necesaria para garantizar alimentos seguros, sostenibles y nutritivos para las generaciones futuras. Adicionalmente, al incorporar prácticas regenerativas, los productores pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático y asegurar su competitividad en el mercado global.