Nueva York — En una conferencia de prensa reciente, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, destacó la necesidad imperiosa de acelerar la acción climática y garantizar una transición energética justa. La reunión, que contó con la participación de 17 líderes mundiales, incluyendo al Presidente Lula de Brasil, se centró en la preparación para la próxima COP30 en Belém, Brasil.
Un mensaje unificador frente a múltiples crisis
Contexto político y social. A pesar de la diversidad de intereses —economías en crecimiento, naciones isleñas enfrentadas al aumento del nivel del mar, países africanos con enorme potencial solar—, el encuentro dejó un consenso: “No tenemos tiempo que perder”. La urgencia no es solo ambiental, sino también geopolítica: la seguridad energética y la estabilidad global dependen ya de la abolición paulatina de los combustibles fósiles y de la democratización de las renovables.
El dato clave: desde 2015, la temperatura proyectada para 2100 ha caído de +4 °C a +2.6 °C gracias a los compromisos nacionales actuales. Pero esos 2.6 °C siguen siendo catastróficos, advierte la ciencia.
Renovables: ¿la gran oportunidad económica del siglo?
Dinámica de mercado. Los precios de la solar y la eólica se han desplomado en la última década, colocando a las energías limpias como el sector de más rápido crecimiento y generación de empleo en el planeta. Este fenómeno redefine las cadenas de valor globales y abre una ventana para que los países en desarrollo escalen sus economías sin repetir la dependencia fósil de los industrializados.
Tensión de intereses. Los lobbies de hidrocarburos intentan frenar esta revolución. Sin embargo, como señalaron varios mandatarios en la sesión, “ningún grupo ni gobierno puede detener la revolución de la energía limpia”.
Transición justa: del principio a la praxis
Desafío de la equidad. África, con el 60 % del mejor recurso solar mundial, apenas acapara 1.5 % de la capacidad instalada y 2 % de la inversión global. Este desequilibrio revela que la transición no será justa si no va acompañada de flujos financieros masivos y dirigidos a los más rezagados.
Propuesta concreta: movilizar 1.3 billones USD anuales para países en desarrollo hasta 2035; duplicar la financiación de adaptación climática hasta 40 000 millones USD este mismo año; y robustecer el Fondo de Pérdidas y Daños con mecanismos innovadores.
Hoja de ruta hasta la COP30
1. Planes Nacionales de Acción Climática (NDCs): presentación anticipada de metas alineadas con 1.5 °C, abarcando todos los gases de efecto invernadero y sectores económicos.
2. Finanzas climáticas: compromisos de los países ricos para escalar fondos de mitigación, adaptación y pérdidas y daños.
3. Evento pre-COP en septiembre: última llamada para afinar alianzas, estrategias de inversión y salvaguardas sociales.
“No podemos, no debemos y no cederemos en la acción climática”, concluyó el Secretario General, subrayando que el éxito de la COP30 dependerá de la credibilidad de estos compromisos.