El Papa Francisco falleció el lunes 21 de abril de 2025 a las 7:35 a.m. en la Casa Santa Marta del Vaticano, a los 88 años, dejando tras de sí un legado de humildad y reforma dentro de la Iglesia Católica. Menos de 24 horas antes, había ofrecido su última bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de San Pedro, renovando el llamado a la esperanza y a la confianza mutua . El cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Sede, confirmó su fallecimiento e inició el periodo de sede vacante hasta el cónclave que elegirá a su sucesor. Su papado, pionero en inclusión social y cuidado del medio ambiente, permanece como faro de inspiración y desafío para las futuras generaciones.
Del balcón de la Resurrección al silencio eterno
La mañana del 20 de abril de 2025, con el alba aún tiñendo de oro la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco apareció brevemente en silla de ruedas para impartir la bendición pascual “Urbi et Orbi”. Su voz, débil pero firme, incitó a “renovar nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros… porque todos somos hijos de Dios”. Menos de un día después, el balance de su frágil salud —empeorada por una neumonía doble— se tornó irreversible, marcando el fin de un pontificado que destacó por su cercanía a los más vulnerables.

Voces y rituales en la ‘sede vacante’
El anuncio oficial lo realizó el camarlengo, cardenal Kevin Farrell, desde la capilla de la Domus Santa Marta, confirmando que “el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”. Inmediatamente, se sellaron los aposentos pontificios y comenzó el rito de novendiales, preludio de los nueve días de duelo establecidos por la tradición. Mientras tanto, líderes mundiales expresaron su consternación: el Rey Carlos III recordó la “compasión y compromiso” del Papa, y el Presidente de EE. UU. subrayó su influencia moral en la lucha contra la desigualdad. En las iglesias de todo el orbe, los fieles rezan por el descanso de su alma y confían en la guía del Espíritu Santo para la elección del próximo pontífice.
Huellas de un pontificado disruptivo
Desde que Jorge Mario Bergoglio asumió el trono de Pedro en marzo de 2013, su papado se caracterizó por gestos de modestia —renunció a vivir en el palacio pontificio y escogió la Casa Santa Marta— y por un enfoque pastoral centrado en los pobres y desfavorecidos. Impulsó reformas financieras dentro del Vaticano, elevó a más mujeres a cargos decisorios y fomentó el diálogo interreligioso. Con su encíclica Laudato Si’ (2015), atrajo la atención global hacia la crisis climática, y en Fratelli Tutti (2020) abogó por la solidaridad entre pueblos, desafiando las lógicas de fragmentación política y cultural.
Huellas en cifras
• 47 viajes internacionales a más de 65 países y 37 visitas dentro de Italia, un récord para un pontífice contemporáneo .
• 109 cardenales de los actuales 135 electores fueron nombrados por él, asegurando su influencia en el próximo cónclave .
• Más de 900 santos canonizados y 1,350 beatificaciones, incluyendo figuras emblemáticas como Juan XXIII y Oscar Romero .
• Cuatro encíclicas: Lumen Fidei (2013), Laudato Si’ (2015), Fratelli Tutti (2020) y Dilexit Nos (2024) .
El Cónclave
Con el inicio de la sede vacante, los cardenales menores de 80 años se preparan para el cónclave en la Capilla Sixtina, donde se requiere una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Sumo Pontífice. Entre los candidatos señalan a figuras como los cardenales Parolin, Tagle y Zuppi, cuyos perfiles oscilan entre la continuidad reformista y el resguardo de tradiciones más conservadoras. El proceso, condicionado por las reformas de Francisco, promete ser uno de los más vigilados en décadas.
Iglesia y justicia social
La partida de Francisco no cierra un capítulo: enciende la llama de un debate global sobre el papel de la Iglesia en la justicia social, la ecología y la unidad interna. Su legado de “pobreza evangélica” y apertura al diálogo intergeneracional desafía a su sucesor a equilibrar tradición y modernidad. Mientras la Plaza de San Pedro aguarda la “Habemus Papam” que anuncie un nuevo Pastor, la comunidad católica se enfrenta al reto de mantener viva la visión de un cristianismo comprometido con la dignidad humana y el cuidado de la creación.