México enfrenta un gran desafío en su soberanía alimentaria debido a la dependencia de importaciones de maíz, que en 2024 representaron aproximadamente el 50% del consumo nacional, alcanzando casi 24 millones de toneladas. De acuerdo con César Ocaña Romo, director de NexusAgronegocios, la reciente iniciativa para la conservación del maíz nativo es valiosa pero insuficiente para solucionar los problemas estructurales del campo mexicano.
Según datos preliminares del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la producción total de maíz en 2024 fue de 23.6 millones de toneladas, mientras que las importaciones oscilaron entre 23.6 y 24 millones de toneladas. Esta dependencia no solo pone en riesgo la seguridad alimentaria, sino que también limita la competitividad de los productores locales.
Ocaña Romo enfatizó que, aunque la iniciativa busca preservar la diversidad genética del maíz nativo, no aborda problemáticas clave como la falta de acceso a biotecnología, los altos costos de producción y la inseguridad en regiones agrícolas. Destacó que, sin incentivos ni estrategias de seguridad en el campo, los agricultores seguirán en desventaja frente a mercados internacionales.
El experto agroalimentario subrayó que México perdió recientemente el panel de controversia del T-MEC sobre la prohibición del maíz transgénico para consumo humano, lo que obliga al país a derogar esta restricción antes del 13 de febrero. Además, advirtió que el posible regreso de Donald Trumppodría intensificar las tensiones comerciales, lo que hace aún más urgente adoptar políticas agrícolas pragmáticas y sostenibles.
“La protección del maíz nativo no debe quedarse en un gesto simbólico. Es momento de transformar las palabras en acción con políticas públicas integrales que garanticen seguridad, acceso a tecnología y apoyo económico para los productores”, concluyó Ocaña Romo.